- Oye Javier ¿Por qué no escribimos el guión de una película de horror?
- No estaría mal David. Se me ocurre algo muy original. Un matrimonio se muda a una casa embrujada.
- ¡Wow! Eres un genio Javier. Nunca se me hubiera ocurrido ¡Espera! Para hacer más tenebroso el asunto, la casa está en medio de la selva. No tienen vecinos y por la noche cualquiera se puede meter.
- Sí, sí. En fin que la gente nunca cuestiona por qué razón se van a esos lugares alejados de la civilización. ¡Ah! Pero el matrimonio tendrá una hija pequeña a la que se le aparecerán los fantasmas, ya sabes, por aquello de que los niños tienen más sensibilidad para percibir esas cosas.
- ¡No dejas de sorprenderme Javier! ¡Esa idea de la niña es muy novedosa! Se me viene otra ¿Qué te parece si los fantasmas son unos niños que han regresado para hacer justicia y no van a estar tranquilos hasta que su asesinato se resuelva?
- ¡David estamos en la misma sintonía! Juro que iba a decirte lo mismo. Lo bueno es que el público ni por asomo va a sospechar lo que está sucediendo. Nosotros los sabemos por nuestra experiencia como guionistas. Para ellos el final será totalmente inesperado.
- Ya tenemos la película. Redacta media cuartilla y envíasela a Lluíz Quílez.
Una escena similar protagonizada por los guionistas Javier Gullón y David Pastor fue la que se me vino a la mente al terminar de ver Out of the dark, rutinaria película de horror colombiana llena de clichés y lugares comunes, una obra totalmente predecible e intrascendente. No concibo que más de una persona se haya avocado a escribir una trama tan pobre que, toma elementos de aquí y de allá para ofrecernos más de lo mismo. El supuesto "atractivo" recae en que los actores principales son la estadounidense Julia Stiles y el británico Scott Speedman, que para ser honestos podrían ser ellos u otros y no se notaría la diferencia. El espectador termina odiándolos por interpretar a unos papás negligentes que cada cinco minutos pierden de vista a su hija. El que de plano debe estar lleno de deudas para aceptar aparecer en semejante cosa, es el nominado al Oscar (por Juego de Lágrimas) Stephen Rea. Este señor ha venido en franca caída libre y aquí toca fondo. Sin embargo, le tengo fe y confío en que salga a flote, siempre y cuando no repita papeles como éste. Sobre el realizador español Lluíz Quílez solo puedo decir que debutó con el pie izquierdo.
Hora y media de tiempo perdido.
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