martes, 2 de junio de 2015

SANTO VS LA HIJA DE FRANKENSTEIN (1972)


¡Por fin! Después de más de una década emocionando al respetable y aplicando llaves y candados a cuánto maloso despreciable atente contra la humanidad, queda revelado el secreto de El Santo. No, no vayan a pensar que me refiero a la incógnita sobre su identidad, sino al motivo por el que goza de esa fortaleza que lo coloca por encima de los demás mortales. Según lo que devela en el prólogo de tan ilustre producción, la Dra. Freda Frankenstein (Gina Romand, ahora elevada a primera actriz no por histrionismo si no por chochez), el enmascarado de plata, tiene un componente en la sangre que hace que su piel se regenere en cuestión de segundos. Al ser cuestionada por el Dr. Yanko (Roberto Cañedo con tinte de Garnier), acerca de la veracidad de esa hipótesis, la Dra. Freda asegura que ella misma ha creado una fórmula para mantenerse joven con la sangre de El Santo, la cual obtuvo cuando después de una lucha aprovechó para limpiarle la nariz ensangrentada al héroe con un pañuelo. Cómo ésta "brillante" explicación, nos encontramos con otras tantas que pretenden darle a la cinta un carácter de seudo-ciencia ficción más que de horror, fallando en ese cometido pero logrando exquisitos momentos de humor involuntario que serían la envidia de Abbott y Costello.



Aventura cuyo guión de Fernando Osés, se resume a varias corretizas. Corretiza de los esbirros de la Dra. Frankenstein para atrapar a la novia de El Santo (Sexy piernuda Anel Noreña) y obligarlo a ir a buscarla al laboratorio con aparatos de foquitos, en donde recluido en una celda, se encuentra Ursus- vaya a usted a saber por qué en algunas escenas lo llaman Truxon- suerte de monstruo de Frankenstein, cruza de hombre panzón con gorila, con quien El Santo se aventará un tiro que promete mucho pero que, no pasa de una serie de empujones. Mi gran reclamo hacia éstas películas, es que El Santo, quien se presume tiene una extensa gama de recursos luchísticos se limita a repartir cachetadas guajoloteras, guardándose los topes suicidas y las patadas voladoras para el ring. 



Escape suicida de El Santo,su novia y había olvidado mencionar a su también buenona cuñada, de las garras de la Dra. Frankenstein. Escenas de relleno como aquella en la que, evocando el cuento de Blancanieves, Freda hipnotiza a la chavala del plateado para que vaya, le saque los ojos y se los entregue dentro de un cofrecito. Por desgracia, no es posible saber si por apatía, prisa, economía de medios o de plano por la incapacidad del director, se hace un grotesco corte, y en la escena siguiente ya vemos a El Santo -previo engaño infantiloide- encarando a la villana "Mandaste a que me sacaran los ojos pero pudo más el amor de mi novia que tus hechizos" (¿¿??)




Cine de diálogos reiterativos, situaciones y lugares comunes: novia secuestrada, emboscada en paraje solitario, experimentos para revivir muertos, lucha de campeonato para cerrar con broche de oro, galanteos cursi-sangrones ("No tengas miedo, los coyotes solo atacan a otras manadas, no a las muchachas guapas"), gore cortesía de pinturas Vincí, y organito interpretando melodía propia de un Spaguetti Western.

Otro intento burdo de emular el estilo característico de la Casa Hammer que, a pese a todo, dio para hacer una veintena más de títulos del enmascarado.

1 comentario :

  1. Ja ja ja... pudiste ahorrarte muchas palabras y decir.. -otra más de El Santo chafísima, ja.
    Amé lo de la primera actriz que lo es por chochez y no por su histrionismo, ja ja ja

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