Una mujer regresa a casa después de cumplir una condena de 30 años por haber asesinado a su esposo e hijo. Pero el recuerdo del crimen viene acompañado de otros más, relacionados con una serie de sucesos sobrenaturales cuya explicación se encuentra entre las paredes de la vieja casa.
Anunciada como la primera película venezolana de horror y ganadora del Screamfest 2014 al mejor director, La Casa en el final de los tiempos, es una muestra de lo que puede conseguirse con un presupuesto modesto, un guión inteligente del que entre menos se sepa es mejor y una equilibrada dosis de suspenso y drama, pero no del drama lacrimogeno y telenovelero, sino del que conmueve y ayuda a que el interés aumente conforme avanza la trama.
Un cuento de fantasmas que, por el título puede hacer pensar al espectador que se trata de una adaptación de la novela La casa en el confín de la tierra de William Hodgson; no es el caso aunque, coincidentemente hace unas semanas leí esa obra y ambas guardan algunas similitudes, pero en fin, ya sabemos que no hay nada nuevo bajo el sol. Ojo, cabe advertir que si los primeros diez minutos no son suficientes para atrapar su interés o peor aún, les dejan la sensación de que ya conocen la historia de memoria, se está ante un error, porque es a partir de ese momento cuando inician los misterios y las interrogantes, con su respectiva cuota de sustos, claro. Vale la pena ser paciente.
De cualquier manera, y aunque la película del director debutante Alejandro Hidalgo no puede evitar por momentos traer a nuestra memoria otros ejemplos recientes del mismo género como El orfanato (2007) y El sexto sentido (1999), la cinta destaca por méritos propios, ya que como bien ha mencionado Hidalgo "Ya sabemos como reaccionan los personajes en las películas gringas, ahora hay que ver cómo lo harían los venezolanos". Atinado comentario y con el que coincido totalmente, ya que se nos ofrece la perspectiva de una familia latinoamericana, olvídense de la pareja e hijos modelos que parecen sacados de un catálogo de ropa. Tenemos a una madre de aspecto descuidado que está entregada al cuidado de los hijos, misma a quien, cuando la historia se traslada al presente, vemos como una anciana decrépita, gracias a un buen trabajo de maquillaje, ya que he podido constatar que la actriz Ruddy Rodríguez, no está nada despreciable. El padre por su parte, es un tipo del montón, que como cualquier otro ha decaído en su estado de ánimo por la falta de empleo, lo que a su vez repercute en su matrimonio. La familia la completan los hijos, dos chavales a quien hay que agradecer lo mesurado de sus actuaciones y la naturalidad frente a la cámara (el punto débil de muchas producciones que incluyen niños).
En el aspecto técnico es donde la película encuentra la clave de su éxito, es notorio que Hidalgo se tomó en serio la realización, dándose a la tarea de planear con exactitud las tomas, los planos, la iluminación, la fotografía, la música y el sonido, consiguiendo al final por medio de una cuidada edición, embonar un rompecabezas al que no le faltan ni le sobran piezas.
Confieso que antes de ver la película y ya pensando cómo iniciaría mi comentario sobre la misma en éste blog, venían a mi mente palabras como "intento", "tentativa", "ensayo", pero ahora opino que la opera prima de Alejandro Hidalgo, tiene el nivel para ser criticada con los mismos parámetros que cualquier otra película sin importar su nacionalidad.
Con apenas 28 años de edad y un éxito en su primera incursión cinematográfica, creo que Hidalgo es alguien a quien vale la pena seguir los pasos.
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