El 24 de diciembre de 1981 marcó el regreso de Mad Max a la pantalla grande, en la que para muchos - incluyéndome - es la mejor película de la trilogía. Aquí ya vemos a un Mel Gibson instalado por completo en el papel del rudo y loco Max, mientras que, en la primera parte como policía que había perdido a su familia a manos de unos punketos (¡Hijos de su mal dormir!), por lo menos en mi caso, sentí que quedó a deber a la hora de buscar venganza. Como aperitivo estaba bien pero tendríamos que esperar dos años para ver lo mejor.
En esa cinta realizada en 1979, la historia nos situaba en un futuro no muy lejano; en la secuela las acciones se desarrollan en un mundo apocalíptico, cuando la guerra por el combustible está en su apogeo. Las persecuciones automovilísticas están espectaculares y, si les gusta ver que los villanos sean castigados con saña, Mad Max 2 cumple esa condición con creces. Lástima que La cúpula del trueno (1985) se decantara por darle a la historia un tono más ligero y menos violento -obvio para generar una mayor audiencia- lo que solo se le perdona a George Miller al ver las generosas curvas de la señora Tina Turner.
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