domingo, 1 de junio de 2014

LA MOSCA (1986)

Si la película en turno hubiera sido dirigida por un ilustre desconocido, me limitaría a decir que es la clásica historia de horror protagonizada por una guapa heroína y un espantoso monstruo. Por fortuna no es así. Algunos directores han dedicado su filmografía a la exploración de la conducta humana desde el punto de vista de la mente o del espíritu. Otros han preferido tomar caminos alternos menos convencionales, pero igualmente interesantes. Tal es el caso de David Cronenberg.

Una carrera de poco más de tres décadas sitúa al realizador canadiense, entre uno de los más reconocidos exponentes del llamado Cine de autor, el cual se caracteriza por la continuidad con que un director recurre a un tema o por la forma en que tiende a repetir en cada historia su visión del mundo.

Desde sus inicios, David Cronenberg no dudó en “confesarle” al público, su más grande inquietud: Una mórbida fascinación por todo aquello que involucrara a la carne. El canibalismo de Rabia (1977), la destrucción de los cuerpos vía poderes telepáticos en Scanners (1981) , y las perversiones de un grupo de extraños que consiguen satisfacción sexual  a través de mutilaciones y accidentes en Crash (1996), representan solo algunos ejemplos en su vasto universo carnal.

La mosca realizada en 1985 y protagonizada por Jeff Goldblum y Geena Davis (pareja que llegaría al altar en la vida real) está basada libremente en un relato del escritor George Langelan. Considerada un clásico del cine fantástico, fue adaptada por primera vez en la década de los cincuenta contando con un icono del género de horror en el papel principal: Vincent Price.

Hay una mosca en mi filme 

Si hay algo que como cinéfilo debo agradecer, es que un director capte mi atención en los minutos iniciales de la película, dejando a un lado los planteamientos rebuscados, pretenciosos y en ocasiones hasta confusos, a los que con frecuencia se recurre para justificar un supuesto dominio de la ciencia ficción.

La mosca inicia con un breve diálogo entre el excéntrico pero tímido científico Seth Brundle y la joven periodista Veronica Quaife. El primero asegura tener en su poder, una invención que supera cualquier nivel de comprensión y que sin duda está destinado a convertirse en el mayor adelanto tecnológico de la historia.

Con escepticismo pero atraída por el misterioso personaje, Veronica acepta acompañarlo a su casa-laboratorio. La visita confirma que Brundle no es un charlatán sino un genio de la metafísica quien, ha creado una capsula teletransportadora. Asombrada después de ver una increíble demostración, Veronica intenta convencerlo de la importancia que significa mostrarlo al mundo. Pero para Brundle, aun falta un último experimento: Ser él quien viaje a través de la capsula.



A diferencia del ya citado clásico, en donde la intromisión de una mosca trae como consecuencia el intercambio de cabezas entre científico e insecto, en la nueva versión la fusión de ambos organismos da pie a una metamorfosis que convierte a Brundle en un hombre con agilidad y fuerza sobrehumana. Los nuevos poderes que, incluyen trepar por las paredes,  son  solo el preludio de un fatídico final, ya que el protagonista sufrirá una mutación que literalmente lo hará caerse a pedazos (gracias también al extraordinario maquillaje de Chris Walas y Stephan Dupuis, que les valiera un premio de la academia).

Cronenberg aborda los hechos con su particular estilo y teje una historia donde el sexo y la carne tienen una importancia preponderante. Brundle es un nerd, quien vive absorto en sus ideas, con un nivel intelectual envidiable, sin embargo “algo” le falta para dar el paso final en sus investigaciones. Esa idea aparece como una revelación durante uno de sus encuentros sexuales con Veronica.



La película presenta el conflicto entre el intelecto y el instinto. Siendo que cuando el primero se ve superado por el segundo, el hombre pierde la condición que lo hace diferente a los animales. El ahora denominado Brundle-Mosca tiene un apetito sexual insaciable, compite para demostrar que es el más fuerte y así ganarse la admiración de la hembra y hacerla suya. Al descubrir que Veronica tiene en su vientre una criatura engendrada por él, Brundle-Mosca enloquecido hace lo imposible para perpetuar su especie o salvar lo que puede significar lo último que resta de su humanidad.

Gracias al trabajo de solo tres actores(al reparto se suma John Getz como el editor y ex amante de Veronica), una atinada dirección y un sólido guión, La Mosca ha conseguido ser uno de los filmes más recordados en la segunda mitad del siglo XX.

Especialista en un lenguaje cuyo alfabeto está constituido por sangre, huesos y carne, Cronenberg es un director al que vale la pena seguirle la pista… Por si las moscas.

  

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